“Aquí vengo a tirar la mierda y cuando llego a casa me siento mejor”
Para Rubén los grupos de trabajo con hombres son un espacio para hablar, para liberarse de la violencia que acumula por las tenciones, el estrés y la angustia que le generan sus actividades cotidianas.
Escucha el audio con los testimonios de los participantes (10 min):
Rubén asistió al grupo que el Maestro en Educación para Adultos y especialista en Psicoterapia Humanista, Vidal García Alarcón, dirigió entre junio de 2008 y abril de 2009, en Morelia Michoacán. En ese tiempo Rubén pudo darse cuenta que asistir al grupo le ayudaba a controlar la violencia que ejercía dentro de su familia.
Muchas familias “atraviesan por situaciones de crisis que no logran resolver de manera efectiva y afectiva, por lo que frecuentemente hay violencia de todo tipo”. Para el Maestro García el testimonio de Rubén sirve para ejemplificar que los victimarios también necesitan atención, porque “pueden estar sufriendo impotencia, depresión o angustia, lo que impide que resuelvan sus problemas de manera efectiva”, sin recurrir a la violencia.
“La violencia intrafamiliar provoca sufrimiento a todas las personas involucradas en los hechos”, y su naturalización es una de las causas que provocan que esa violencia se replique. Crecer en un ambiente familiar donde los golpes y los insultos eran comunes, provocó que Roberto, otro de los participantes en el grupo de hombres que dirigió el Maestro García, también recurriera a los maltratos físicos y psicológicos hacia su esposa e hijos “cuando lo hacían enojar”.
“Generalmente a los hombres violentos no se les atiende con puntualidad… ante esta situación se requieren cambios que reconozcan que todas y todos merecen ser atendidos”. Para el Maestro García trabajar en un proceso reeducativo con perspectiva de género desde las masculinidades, “permitió a los participantes cuestionar los patrones violentos de relación aprendidos”; emprender un proceso psicoterapéutico, también “les permitió sanar heridas del pasado y el presente”, ese fue el caso de Roberto.
“No atender a los hombres violentos significa crear las condiciones para que su violencia se perpetúe, atenderlos significa reconocer que se necesita presupuesto para los profesionistas que trabajan con ellos”. El grupo que dirigió el Maestro García estuvo en funcionamiento únicamente durante11 meses, debido al retiro del apoyo por parte de la Secretaria de la Mujer y la Fiscalía Especializada en el Delito de la Violencia Familiar de Michoacán, instituciones encargadas del proyecto. Sin embargo, a partir de esta experiencia de trabajo, el Doctor García pudo darse cuenta que “es importante que se apoyen proyectos de atención, intervención y prevención en hombres violentos”, porque afirma “sí hay posibilidades de cambio y, son posibilidades de cambios muy positivos”