En el Yugüelito la forma de organización comunitaria ha provocado que mujeres y hombres se involucren en las tareas diarias para el mejoramiento de ese predio; por ello, no es extraño ver a mujeres cargando tabiques y piedras para construir casas, así como tampoco fue extraño que los hombres pidieran, ellos mismos, talleres para trabajar su violencia y mejorar sus relaciones dentro del hogar y su comunidad. El Maestro Jacob Flores, coordinador de los talleres, habla sobre cómo fue el trabajo ahí.
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Cuando los hombres hablan de lo que sienten, conocemos la relación entre sus emociones y su masculinidad.
En 2015 maestro en Antropología Social, Jacob Flores, participó en un proyecto de intervención en El Yugüelito, una comunidad marginal de Iztapalapa que hasta 2007 fue tiradero de basura. Alrededor de 500 familias han construido ahí una comunidad autónoma que toma decisiones en colectivo y han realizado acciones con el fin de mejorar su espacio, su calidad de vida; por tal motivo los hombres de ese lugar solicitaron ayuda para organizar talleres sobre violencia y masculinidad, el Maestro Flores decidió apoyarlos y partió de una pregunta que dio impulso a su trabajo: “¿cómo se siente ser hombre en ese entorno?”.
Diversos estudios sobre la construcción de la masculinidad, como los realizados por la Doctora Laura Evelia Torres, muestran que la figura paterna influye de manera determinante en el tipo de hombres que los hijos serán. Muchos de los varones del Yugüelito refirieron haber tenido padres violentos; por ello, el rechazo de una paternidad violenta fue una constante en sus narraciones.
Los estereotipos de género inculcados desde la infancia provocan que muchos hombres no puedan expresar abiertamente sus emociones. El Maestro Flores comenta que recurrir a expresiones artísticas fue un acierto, porque así los hombres del Yugüelito manifestaron sus preocupaciones acerca de la masculinidad y su paternidad.
“Cuestionar el régimen emocional de los hombres”, fue otro de los objetivos de los talleres dirigidos por el Maestro Flores. Él opina que cuestionar las estructuras de género -que desde niños limitaron la expresión emocional de los hombres-, puede propiciar un bienestar en las identidades masculinas de los adultos.
En el Yugüelito la forma de organización comunitaria ha provocado que mujeres y hombres se involucren en las tareas diarias para el mejoramiento de ese predio; por ello, no es extraño ver a mujeres cargando tabiques y piedras para construir casas, así como tampoco fue extraño que los hombres pidieran, ellos mismos, talleres para trabajar su violencia y mejorar sus relaciones dentro del hogar y su comunidad. El Maestro Jacob Flores, coordinador de los talleres, comenta que la apertura de los asistentes para trabajar desde el contacto físico y las emociones fue sorpresiva, ya que se esperaba que las condiciones de marginalidad hubieran generado masculinidades hegemónicas y violentas. Por este motivo él afirma: “si le damos a los hombres la posibilidad de hablar podemos saber que sienten, conocer la relación entre sus emociones y su masculinidad”.
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Ligas de interés:
El Yugüelito
https://www.youtube.com/watch?v=5k886edDlVo
http://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/yuguelito-la-ciudad-invisible/