Nosotros excluimos y violentamos a través del lenguaje. El lenguaje, no es excluyente.
Los comunicadores se convierten en referencia para la comunidad y sus opiniones se replican cuando se convierten el líderes de opinión. Gabriela Said, directora de publicaciones del Colmex, explicó que los medios de comunicación aún no asumen la importancia de su papel público como promotores del lenguaje responsable, esto incluye a quienes están detrás de un micrófono, una cámara, un texto o una nota periodística.
Escucha el programa completo:
Las palabras nos construyen y repercuten en nuestro actuar cotidiano, afirmó María Elena Madrigal, Doctora en Literatura Hispánica. Ella participó en la mesa de discusión “Lenguaje incluyente y no sexista” realizada en el Colegio de México; dijo, que para vincularnos con otras personas como seres sociales replicamos, rehacemos y nos apropiamos del lenguaje.
El lenguaje público y el privado nos atraviesan como seres sociales: ¿qué tan tolerantes o intolerantes somos cuando hablamos sobre lenguaje incluyente? ¿Es más importante proteger la lengua española que priorizar la inclusión de las personas? Ante esta pregunta, planteada por el público, Gabriela Said consideró pertinente aclarar la diferencia que existe entre tolerancia, intolerancia.
Puto, macho, mandilón, marica, “mujercita”… Hay palabras que encasillan en estándares binarios y nos condicionan como sujetos de género porque etiquetan, mantienen modelos tóxicos de masculinidad y feminidad.
“Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de promover formas de diálogo y comunicación más empáticas e incluyentes”, explicó Gabriela Said durante su participación; qué decimos, cómo lo decimos y para qué lo decimos, es un ejercicio que podemos practicar cotidianamente los comunicadores, quienes estamos detrás de un micrófono, una cámara, un texto o una nota periodística. Nuestro trabajo es un servicio a la ciudadanía y éste, se convierte en un referente para la comunidad. Quienes participaron en la mesa de discusión coinciden: el lenguaje sexista prolifera y prevalece porque existe una complicidad que lo permite, que involucra a hombres y mujeres, como usuarios, escuchas y difusores de este lenguaje. En una sociedad que busca vías de encuentro con la paz es necesario reflexionar, diariamente y responder a estas preguntas: ¿cómo excluimos?, ¿cómo violentamos a través de las palabras?.
Las palabras nos construyen y repercuten en nuestras acciones.
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México 48.7% de su población son hombres.
