Difícil, no es imposible: la palabra nombra y da sentido a vivencias, deseos, miedos y traumas.
El lenguaje permite expresar los conflictos internos por los que pasan las personas. El Maestro Heber Ramos Arango, especialista en clínica psicoanalítica Freud-Lacan, señala que después de un evento traumático, sea personal —como una agresión sexual—, o colectivo —como una catástrofe natural—, la gente tiene la necesidad de hablar para poder resignificar su trauma.
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“El trauma es una invasión a ‘el yo’, una de las esferas de funcionamiento más importantes en la psique, ya que permite el procesamiento constante de la realidad”, señala el Doctor en Investigación Psicológica y Doctor en Investigación Psicoanalítica, Hans Oleg Olvera Trejo. Esa invasión queda grabada “en el aparato psíquico, permanece dando vueltas” y puede desencadenar en conductas nocivas. El trauma, señala el Doctor Olvera, sólo puede superarse en un entorno social que permita nombrarlo y trabajar sobre él.
El lenguaje permite expresar los conflictos internos por los que pasan las personas. El Maestro Heber Ramos Arango, especialista en clínica psicoanalítica Freud-Lacan, señala que después de un evento traumático, sea personal —como una agresión sexual—, o colectivo —como una catástrofe natural—, la gente tiene la necesidad de hablar para poder resignificar su trauma.
“Lo traumático es inconsciente”
El lenguaje permite resignificar el trauma, pero también lo permite la escucha y “el mecanismo cognitivo con el cual leemos al otro”. El Doctor en Ciencias, Roberto Mercadillo, especialista en neuroimagen en la biología de la compasión y la empatía, realizó un experimento a partir del cual pudo observar cómo el cerebro expresa esa resignificación.
Si leemos al victimario -la persona causante del trauma- como una entidad que no tiene derecho a la palabra, le estamos quitando a la victima el derecho a comprender y dar significado a su trauma “porque en el momento en que el victimario habla, produce cura para la víctima”. Es la opinión del periodista Ricardo Raphael,
Difícil, no es imposible: reconectar con el otro —o los otros— permite superar de mejor manera el trauma y por lo tanto reconectar con uno mismo. En otro experimento sobre el uso de sustancias tóxicas y victimización, referido por el Doctor Roberto Mercadillo, se observó que “el mero ejercicio de sentirse incluido, de sentirse empatizado con el otro -sin sentirse juzgado- crea un vínculo que actúa en el sistema de recompensa en el cerebro, y a su vez provoca que el consumo de la sustancia sea menos necesario”. El Doctor Mercadillo señala que ésta “también es otra forma de resignificar el trauma a partir de un ejercicio de inclusión con la otredad”, en el que tienen un significado importante las palabras compasión y empatía.
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Esta mesa fue realizada en el Encuentro Internacional por una Cultura de Paz. Claustro de Sor Juana, septiembre de 2017.
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