La violencia deja heridas profundas, cicatrices… insensibilidad… ante el dolor ajeno.
El miedo, la incertidumbre y la impotencia son sentimientos que estamos enfrentado los seres humanos en todo el mundo, las causas pueden ser de diferentes orígenes pero en todos los casos nos afectan, nos lastiman y, peor aún, nos convierten en personas insensibles. Esto opina Sebastián Giraldo, sociólogo colombiano y maestro en estudios de género.
Uno de los sectores de la población más vulnerable ante el impacto de la violencia es el de los niños, asegura Sara Sefchovich, Doctora en historia. Los niños y adolescentes viven una acumulación de violaciones a sus derechos humanos: golpes, malos tratos, pobreza, falta de oportunidades –afirma Sefchovich– que los convierte en presa fácil para ser reclutados por el crimen organizado que les ofrece sentido de pertenencia a un grupo, cierto estatus y poder.
Buscar otras formas para nombrar, entender y documentar la realidad. Rodrigo Parrini, Doctor en Antropología, escribió el libro Falotopías, un ejercicio de “pepenamiento de la historia” que indaga en la crueldad, la violencia, el deseo, la memoria y el olvido; se trata de nombrar los desechos de la historia que pueden dar otros matices a la realidad violenta que nos rebasa. A este “pepenamiento de la historia” Parrini lo llama AntrApología:
Con la violencia ha proliferado la economía de la crueldad, afirma Fernando Rodríguez Lanuza, presidente de la Academia Mexicana de Estudios de Género de los Hombres. En su opinión, los programas “sociales”, el gobierno, los políticos, los medios de comunicación, e incluso los investigadores, se han beneficiado de las víctimas de la violencia. Se deshumaniza a los cadáveres cuando se les convierte en estadística, o cuando se lucra con el dolor de sus deudos.
En México la violencia se ha banalizado y se oculta en la impotencia, la indiferencia, el miedo y la incertidumbre. En opinión del Dr. Benno de Keijzer “la violencia se banaliza porque se busca un beneficio inmediato sin importar el daño causado a otro ser humano; por ejemplo, la corrupción es resultado de la violencia banalizada, y las acciones tóxicas como ésta se convierten en ciclos que se repiten una y otra vez, se heredan a las generaciones venideras”. Tender lazos afectivos, de identidad y pertenencia nos permitirán construir una cultura de paz con las nuevas generaciones y ésta, también es una herencia: relaciones respetuosas, empáticas, amorosas y pacíficas.
Catorce años de explorar la masculinidad, así celebramos 50 años de transmisiones initerrumpidas de Radio Educación.
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