Las leyes consideran a todas las personas como sujetas de derechos; sin embargo, lo que se estipula en un papel no garantiza su cumplimiento. Por ello, Alejandra Buggs Lomelí, directora del Centro de Salud Mental y Género, opina que aparte de tener leyes que estipulen nuestros derechos es necesario “sensibilizarnos hacia la existencia del otro”, respetar las diferencias, porque como señala Juan Guillermo Figueroa, filósofo y Doctor en Demografía: “no podemos demandar nuestros derechos y no comprometernos con los derechos de los demás”.
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Demandar mis derechos exige comprometerme con los derechos de los demás.
“Los derechos humanos son inherentes a todas las personas sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional y étnico; color, religión, lengua o cualquier otra condición”. Así lo establece la Declaración Universal de Derechos Humanos que reconocen la libertad de las personas a decidir sobre su sexualidad y señalan la responsabilidad de los individuos sobre sus conductas reproductivas. En opinión de Alejandra Buggs Lomelí, directora del Centro de Salud Mental y Género, el respeto a los derechos de las personas requiere de “la sensibilización hacia lo humano y la existencia del otro”.
Los derechos reproductivos se han enfocado en la libertad de las mujeres para decidir si quieren tener hijos o no, esto ha permitido el desarrollo de otros temas de estudio como es la salud reproductiva de las mujeres y la mortalidad materna. Sin embargo, señala Juan Guillermo Figueroa, filósofo y Doctor en Ciencias Sociales y Demografía, existe un punto que no es considerado cuando se habla de derechos reproductivos: los hombres como sujetos de derechos.
¿Los sujetos masculinos tenemos derecho a autodeterminarnos reproductivamente?
¿Tenemos derecho a tener derechos reproductivos?
Esta pregunta llega a nuestro cerebro y propicia la reflexión: sí, todas las personas tenemos derechos reproductivos pero en el caso de los hombres aún no se han desarrollado otros temas de estudio como ocurre con las mujeres y, si se habla de las personas con preferencias no-heterosexuales, la pregunta de Figueroa nos sacude. Ante esta realidad el IPN impulsó la elaboración de la “Cartilla de Derechos de las Víctimas de Discriminación por Orientación Sexual, Identidad o Expresión de Género”, la autora fue Ana María Suárez Valencia, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.
Separar la sexualidad de la reproducción permitiría tener relaciones sexo-afectivas más libres y plenas, pero también, planificar de mejor manera nuestros comportamientos reproductivos. En opinión de Sara Fernández Moreno, Doctora en Salud Colectiva, conocer nuestros derechos sexuales y reproductivos posibilita ejercerlos de manera responsable, cuidadosa y amorosa.
Las leyes consideran a todas las personas como sujetas de derechos; sin embargo, lo que se estipula en un papel no garantiza su cumplimiento. Los fenómenos sociales que en la actualidad se han vuelto más visibles como la migración, la libertad identitaria y sexual de los individuos; y la modificación de las estructuras familiares tradicionales, han provocado el desconcierto de algunos sectores de la población, lo que a su vez ha resultado en discriminación y atropellos a los derechos humanos de diversas personas. Por ello, Alejandra Buggs Lomelí, directora del Centro de Salud Mental y Género, opina que aparte de tener leyes que estipulen nuestros derechos es necesario “sensibilizarnos hacia la existencia del otro”, respetar las diferencias, porque como señala Juan Guillermo Figueroa, filósofo y Doctor en Demografía: “no podemos demandar nuestros derechos y no comprometernos con los derechos de los demás”.
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